Un poco de selva malaya!!!

Tratando de huir de la empalagosa y militar experiencia de nuestro anfitrión Michel, una mañana sin mucho pensarlo decidimos salir corriendo de la casa, era muy temprano y no habíamos planeado nada; pero sabíamos que teníamos que desaparecer la mayor cantidad de horas posibles, a fin de poder respirar un poco de paz e intimidad. 


Ya en la calle, mientras desayunábamos, algo prohibido dentro de la casa, a menos que Michel te invitara... como se te caiga un poco de miga de pan en el piso te matan a gritos de loca!!!... volviendo a la historia; se nos ocurrió salir de Batu Ferringhi, subirnos al Rapid Penang 101 (el 102 también vale para lo mismo) y probar suerte en el parque natural.


Tras 40 minutos llegamos al ultimo paradero y la entrada al Teluk Bahang. Ya ahí te das cuenta que tiene algo especial: NO HAY TURISTAS!!! o si los hay no son cientos ni miles... solo unos cuantos!!! 


*ESTE RELATO ESTA BASADO EN NUESTRA EXPERIENCIA, CUALQUIER FALTA DE PARECIDO CON LA REALIDAD YA ES PROBLEMA DE USTEDES, lo sentimos!!!


Nos registramos en la entrada, compramos unas cuantas botellas de agua y listos: a caminar por la selva. Comenzamos algo confusos, parecía muy civilizado con veredas, señales e indicaciones para todo, así que los primeros metros fueron perdiendo el encanto de esa aventura por la selva ... hasta que.. BAM!!! (por si acaso leerla como exclamación onomatopéyica de golpe): un DRAGON DE KOMODO cruzo corriendo a unos 10 metros de nosotros... y nosotros corriendo detrás de el creyéndonos fotógrafos de Discovery... evidentemente no lo vimos mas y no pudimos tomar la desgraciada foto!!!  


Con ese animo explorador continuamos el viaje subiendo la montaña y atravesando la selva, caminamos alrededor de una hora y media sin cruzarnos con nadie, simplemente GENIAL!!! al final llegamos a Turtle Beach donde pasamos un par de horas totalmente relajados disfrutando de un paraíso natural espectacular... 


Sin querer regresarnos, pero con la necesidad de... conseguimos, bueno... Claudia consiguió que una pequeña lancha que venia a dejar algo de comida a nuestros compañeros de playa japonesitos nos regresara y diera un paseo por el resto del parque natural hasta llegar a la entrada.